31 de marzo de 2008

Goteo de cerveza

Me puedo imaginar la ventana lloviendo bajo un sol atronador. Las nubes son largas a modo de borrasca, se alinean a modo de surcos de una huerta. Amenaza con sonreír, pícara, una patata brava. Y la cerveza se desmelena rubia por encima del vacío de su frente. La silla de la terraza me embiste, me pone entre la espada y la mesa.

Estoy sentada bajo la lluvia, mirando como la orilla del mar champagnea. El camarero hace toc-toc en mi frente. Respondo que deseo tomar todo la familia de la patata brava y beberme una cerveza dentro de una botella.

Iván Ferreiro canturrea en el banco de delante, y a veces silba comer hasta caer. Le hecho mi moneda de 5 céntimos, la que está apisonada por un tractor. Yo le pregunto qué chica era aquella que no llevaba ropa y les pedía cocaína. Responde que no estoy enterada, secuestrada.

Mi cerveza llega, olvido a Iván y mi olvido lo borra del malecón. Me pongo dos gotas de cerveza en los ojos con un gotero. El cielo, entonces, se pone amarillo, y amenaza ocre. Se desdibuja tenue, pero se satura de brillante. Tengo la teoría que el sol es de mentira, que el cielo es un papel pintado y que dios pasa una linterna por detrás de él. Creo que las nubes las pone cuando se va a comer o cuando le surgen planes mejores.

Las personas, tristes, se van de la terraza. Se encierran de nuevo en sus casas.
No sol, no party.

Entonces duermo empapada, mirando nieblas en el techo. Me observo desnuda en la viga. Cuanto más alto está el espejo, más endeble me veo. Cuanto más raso duermo, más cerca de mí estoy.

Llegará verano aquí antes que en cualquier otra parte de la ciudad, entonces las aguas de todas las casas explotarán y yo seré resbaladiza como un pez coleteando de mi casa, de mi trabajo, de mis citas hasta el mar. Siempre de vuelta al agua, para que sea verano tantas veces como me meta.

The troggs - Buterflies and bees

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