8 de febrero de 2011

Cofre, tetera, déjà vu

Mirarse por gusto vuelve a ser especial y convive con un Esto ya lo he vivido. El déjà vu mancha cualquier intento de que seamos lo que parece, como si pareciendo fuera nuevo. Hemos terminado por ser una de sus millones de formas. Otra más, y otra vez igual. Sin embargo, lo prefiero, es el agua que limpia y que no deja de alterar la forma a una tetera japonesa.

Lo vivido como reliquias de unos tiempos diversos a los pies de una cama nueva: Mantones de Manila, sombreros de paja, monedas fuera de circulación, entradas de conciertos pop pasado de moda, fotografías de carrete… Y todo fue bueno, y por eso lo guardamos. Nos asumimos como mercancías de segunda mano que han perdido la caja donde esperaban pacientemente que alguien les abriera las tapas. Vivir, (suspiro afectado) qué importante era antes Sentir y exponerse violentamente a ello.

Pero ahora, estoy más que sentida, a veces incluso me siento resentida. Me dan ganas de pedir perdón por ello, de lanzar el cofre por la ventana, decirte: ¿Ves?, nada. Pero resulta que es mucho más importante decir: ¿Ves?, todo. Otra vez té.

No hay comentarios: