10 de mayo de 2010

Caía mirando

Le perseguían con caballos, tocaban tambores, los perros ladraban, los cazadores se cogían a las bridas, las botas se marcaban en los estómagos, volaban las piedras, chocaban las musgos, caía mirando atrás, caía mirando atrás.

Los caballos, los cazadores, los perros, las piedras, las botas, los estómagos, cayeron todos encima de su cara partiéndole lo que hasta entonces todos llamábamos persona y la convirtieron en musgo rizado, húmedo, verde visto desde la sombra. Perdió las facciones allí dónde los troncos están más fríos y la sangre llegó al río para transformar toda la corriente en una absoluta coralina fuera de lugar.

No hay comentarios: