20 de agosto de 2008

El espíritu Moussambani


Recuerdo que de pequeña los deportes de estadio me causaban cierta fascinación, especialmente los que me parecían inexplicables. El lanzamiento de martillo y el salto con pértiga eran mis favoritos. También me gustaba el salto de distancia que se hacía con tres zancadas previas antes de llegar a la arena, tenía la impresión que era un deporte que se había inventado mi compañero de pupitre. Eso me hacía pensar mucho. No entendía porqué las normas eran rígidas, porqué había tantas ni porqué los atletas se tomaban tan a pecho las cosas. Yo creía que jugaban, pero lo que hacían era competir. Supongo que por eso se enfadaban mucho.

Mis abuelos hicieron crecer mi interés casi antropológico por el deporte con un libro bastante chulo y elemental como su propio título: Los deportes olímpicos. En él, los personajes de Disney practicaban todos los deportes "olímpicos" de manera más o menos cómica en una doble página cada uno y constaba de dos textos: uno contaba en qué consistía ese deporte y en el otro, quién y de dónde salió "eso". Me encantaba ver al perro Pluto haciendo esgrima a cuatro patas. Gracias a ese libro descubrí que quizás me gustaría jugar a tenis porqué salía Mickey haciendo posturas imposibles entre millones de pelotas. Al cabo del tiempo, ese libro acabó roto y todos sus protagonistas tenían los ojos de color azul Bic.

Jugar a tenis no me impidió seguir venerando por televisión al salto con pértiga y empecé a hipnotizarme con las maratones de marcha. Salía de mis lógicas aprendidas cómo se doblaba ese palo sin romperse y cómo podían existir árbitros que vigilaran que no levantaras los pies del suelo.

Lo que no existía cuando yo era pequeña, era el Tai Chi. No existía en mi televisión, quiero decir. Y si existe ahora, parece un duro sevillano. Se considera una especie de gimnasia para abuelas o, yendo muy lejos, una práctica terapéutica y con beneficios orientalomágicos. Pekín abrió los juegos con la antorcha incombustible, cohetes sobreimpresionados en pantalla y con chorrocientos chinos practicando Tai Chi. Esta disciplina no es olímpica, no sé si era algún tipo de mensaje cifrado al mundo, ya que es una disciplina marcial orientada a la lucha que están pervirtiendo en la gran mayoría de gimnasios occidentales. Creo que sus motivaciones pasivas no son atractivas para los sponsors.

No puedo imaginar a Nike diseñando chándals holgados para un deporte que empezó llamándose (traducido) "Puño de algodón" y se sustenta en libros que pueden llamarse (por ejemplo) "Canciones del boxeo". No puedo imaginar al guerrero Tai Chi (tenga la edad que sea, échale 60 para imaginarlo gracioso) protagonizando un spot de Nike (de los oscuros, con muchos efectos vectoriales luminosos y música de latidos acelerados) al lado de Nadal sudoroso como una bestia parda devolviendo una chilena de Ronaldinho desde lo alto de las Montañas Rocosas. No puede ser olímpico algo que vence lo duro con lo suave, lo rápido con lo lento.

Tampoco tengo muy claro de dónde sale el eufemismo de que el deporte hermana las naciones. Algunas veces. Hemos visto el abrazo mediatiquísimo de una Rusa y una Georgiana en un pódium, rozando sus escudos con las tetas. Por cierto, ganó la rusa. Hemos visto como una corredora norteamericana confesaba en voz alta que se iba a merendar con patatas a una de sus archienemigas. Ganó la enemiga, y ella permaneció aislada debajo de su toalla Nike lamentándose de las injusticias de la competición. Si Gemma Mengual no gana alguna medalla de oro, no sé si la van a querer sacar en los anuncios de Font Vella.

Eso sí, no veo ni rastro de Éric Moussambani, ese nadador olímpico de Guinea Ecuatorial en Sydney 2000 que hacía 8 meses que había aprendido a nadar y entrenaba en la piscina de 22 metros de un hotel porqué no tenía ningún espacio mejor al alcance. En 2004 no pudo participar en Atenas. Y fue una lástima, porque había bajado su marca 60 segundos. Por uno que sabía que no iba a ganar... Menuda LÁSTIMA en mayúsculas.

3 comentarios:

Soide dijo...

Tia Gi, jo tinc la mateixa col.lecció de disney! Què fort!!! jajaj De fet, encara la conservo. Si algun dia vens per aci te l' ensenyo! jaja

gi dijo...

¡Qué transentrañable ets!
PD: En el bucle nocilla.

marca dijo...

¡Los jóvenes castores! Yo tengo (o tenía, luego lo busco)el 6º manual de Los jóvenes castores y una colección como de ochocientos libritos donde hablaban de muchas cosas (y entre ellas las olimpiadas).