20 de agosto de 2008

El electrón que quiere hacer el índio


A veces una desea ser exacta con lo que siente, lo que piensa y lo que hace. Es más, hasta intenta que las tres cosas armonicen. Resulta un poco complicado dedicarse a los malabares cuando una cree que es torpe, supongo que es pura cuestión de fe en todo lo contrario. Aún así, es muy grato cuando consigues que no te caiga ni una pelota durante un minuto y medio. Me siento muy satisfecha conmigo misma cuando ese tipo de milagro sucede.

Luego complico el juego, y lo que hago es jugar con seis mazas con otra persona. Es difícil tener en cuenta las circunstancias ajenas. Muchas veces hay que tolerar los errores del otro, y también hay que permitir que ese otro te ponga en cintura. Intentas, pues, ser afinada con las sugerencias: "Tírame la segunda más alta", "Hace dos días que fallas más, ¿te pasa algo?". Hay días que incluso te enfadas, y abandonas las delicadezas "Joder, ¿qué coño te pasa?". Error doble.

Si la otra persona opta por cabrearse y ofenderse también, el equilibrio será para siempre imposible porque será difícil que de lugar. Empezará con una discusión estúpida donde se van a enumerar los fallos uno tras de otro, de paso cada uno por su parte se ofenderá por lo poco valorado que se siente cada vez que lo hace bien, cuando hacerlo bien es un ejercicio de constancia personal sin más que ayuda al espectáculo a salir airoso. Seguiremos tirando la puta al río y sintiéndonos tristes de que, quizás, nadie vaya a querer jugar nunca con nosotros porque somos torpes, como si eso fuera una condición innata de la que no nos podemos desprender. "Abandono", piensas. "Abandonas", piensas tú por mí.

"No nos entendemos", dices poniendo las manos en la cintura, "¿Qué vamos a hacer?"
Te gustaría no tener que hacer nada, no intervenir, no ser corregida ni corregir. Me retiro un momento a canturrear: "Lo siento, soy yo. Hoy no es mi día. Lo siento, soy yo. Hoy no es mi día."

Realmente, me veo como el triste electrón de Parade y no sé como compaginar eso con mi deseo profundo de vivir en una canción de Facto Delafé.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Gi.
Una curiosidad: ¿las polas son tuyas?
Me encantan.
:-)