28 de abril de 2008

Seis cervezas y un domingo

Tomo seis cervezas antes de cenar, y tengo la desfachatez de añadirle vino a un risotto. Pierdo la paciencia de vista, así que me levanto de la mesa a fumar un cigarrillo. Observo el parking de detrás de La Boquería detenidamente. En ese lugar hay esa especie de contraste que siempre ha definido la ciudad y se anda perdiendo. Me diluyo, me tiro al suelo, me construyo nueva, pero mantengo mis propios monumentos. Últimamente todo me huele a pescado fresco y a redes que arrastran en sus nudos algas apestosas.

El domingo me aprendo los bajos fondos de la chica de la Jirafa. Mucha alga consecuencia de mucho mar. La observo sentada en la cafetería, está muy ocupada revisando los nudos, temiendo que le fallen las pescas. Anda tramando en voz alta lo que podríamos llamar un futuro nítido. Me pongo a su lado, con mi cestita y mi caña de pescar. Ella repara redes, yo me entretengo con sus habilidades mientras espero, tranquila, a que el domingo poco a poco dé algún fruto inesperado. Me llevo en un cubo a Virgilio coleando, un diccionario Soez, unas cuantas naranjas, a Keith Haring, un poco de metaliteratura y una sensación de metaexistencia. Ese mar no está sucio, está revuelto. Todos estamos malgastando energía revolviéndonos a contrapelo.

Me tumbo, y espero mi ordenador. "Léete esto, es divertido." Valentina manosea mi Enciclopedia Universal Clismon:

-Adulto -risa pulgosa- Residuo que queda tras el desvanecimiento del niño.

Una verdad da risa, pero siempre nos salta una lágrima con el ácido del limón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay, muchas naranjas de la china pero...eh! ¿Qué hay de mis macarrones!?
(Por cierto...me quedé loca con lo del cilindrín! Saldrá en el Corominas-Pascual?)

Pero el futuro nunca es nítido...es lo que tiene. Y aún menos con tanta alga revuelta de por medio, buaj.