La bien coñazo

Después de la incorporación de Joe Crepúsculo me animo a comentar este concierto de La bien querida porque estoy sentada, con luz y no se puede fumar.

A veces no sé si estoy escuchando a La buena vida con letras de Súper-pop o una versión chill-out de Los planetas. Por lo menos Los planetas hacen mucho ruido, y letras que parecen memas las elevan a gritos de guerra (los gritos de guerra son memos, pero eficaces. Por ejemplo: A por ellos, oe o No será peor, seguro que es mejor).

Crepúsculo ha sido espectacular. Ha balanceado su panza ante el micro como si tuviera 3 años. Muy entrañable. Muy entrañable si esa barriga tan dura se hubiera formado con tes. Me temo que el té no produce barriga tetera, solo un inocente efecto diurético. No cuela. No sé si eres verdad, pero no lo pareces. Ensaya. Por cierto, espectacular el murmullo grave de sus coros. No he entendido nada, y eso que no se lo inventaba, que lo estaba leyendo. Quizás había anotado algo así como Grugrogrublu hasta cubrir un din-4 doblado por la mitad. Los coros son así.

Tocan mi canción favorita. Me miraste con tu cara de niño malo de arriba abajo. Increíble.

La chica es casi maja. Parece buena persona. Me gustaría que fuera mi íntima amiga para que me cogiera de las manos y, en lugar de darme consejos que no voy a aplicar jamás, improvisara letras con su creatividad desbordante. A bote pronto: Eres tan, tan buena persona... Estás tan, tan desaprovechada. Tan, tan... Te quiero, te quiero tan, tan... No sé como rimar esto, lo pondré en pasiva... Desde aquí te lo digo, para siempre amigos. En realidad lo mío va a ser tensión sexual sublimada en sopor.

Lo que no tengo claro es por qué parece que le maten de aburrimiento sus propias canciones. Creo que es el tono tristón que quiere robar de La buena vida, que no le sale bien. Lo compensa con una falda de topos bastante alegre, y en algún momento el guitarrista se pega un zapateado que parece una Tarantela a cámara lenta. Pero la alegría dura poco. Después de una bromita comedida entre canción y canción, La bienque sigue cantando expresando la pasión del grado 0ª C.

Que el sello Elefant (y la crítica) nos quieran colar este gol me parece un insulto. Ni tiene calidad de folk, ni de pop, ni de letrista y todo acaba como una pesadilla donde te persiguen mil millones de Álex/as Ubagos/as con las canciones que un día cantaron a sus novios/as y éstos les dijeron con la cabeza haciendo aguas de dopamina y norepinefrina: "Cariño, tú sí que vales".

Cantemos todos La bienque (con la voz modulada en estudio), a coro:

"con esa cara de niño malooo, me miraste de arriba abajooo y dijiste que sí, que sí, que tú te venías conmigo."
"Me agarraste sin más de la mano y me besaste con gran descaro y yo sentía que sí, que sí, que ya me estaba enamorandoooo."

Y disfrutemos de otro genio del género: