7 de julio de 2008

Que-te-den y seas feliz, mujer

La chica del metro me está gritando. Yo la miro, callada, tengo la impresión que no me está hablando a mí. Siempre que me gritan tengo la sensación que la cosa no va conmigo. La estoy viendo como un primer plano de una película, en frente mío, mirándome en algún punto concreto de la pupila de manera falsa. Podría estar mirando del mismo modo al de la fila de atrás o al de la fila de delante mismo. No es nada personal, pienso, está estresada. Las dos direcciones de la línea azul están paradas. Yo sólo quiero saber una cosa, una sola cosa. Y me armo para no quedarme encogida con esta histérica a la que solo le falta darme una bofetada con su placa de trabajador 1.233 del TMB.

-Perdona, pero no me grites –le digo.
-¡Yo no te estoy gritando!
-Sí, sí me estás gritando y yo estoy muy tranquila. Sólo quiero saber cómo ir...
-¿Dónde, dónde tienes que ir? La línea azul llega hasta Verdaguer, tienes que ir en amarilla hasta ahí.
-A ver –respiro hondo-, no me estás escuchando. Yo tengo que ir a Horta. ¿Me estás diciendo que la línea azul funciona desde Verdaguer? Eso no puede ser.
-¡Pues claro que no puede ser! ¡Si vas a Horta no puedes ir en metro, tienes que salir y coger el autobús!
-Mira, de verdad, no me grites. Sólo dime que autobuses van. Y si puede ser, NO me grites, por favor.
-¡19, 45! ¡19, 45!
-Bien. ¿De verdad tienes que gritarme? Entiendo que estés muy estresada, pero esto es el colmo. Son las 8 de la mañana, y yo llego súper tranquila aquí sin saber qué coño está pasando y la única persona que encuentro que me puede dar información y sabe qué pasa me está gritando. Creo que he sido educada, creo que estoy tranquila, creo que tienes un día de curro de mierda, pero ¡no me grites, coño! ¿Me puedes dar por lo menos un justificante de estos que tienes en la mano para el trabajo?
-Sí –me lo escupe en la mano, sin fecha, ni hora, ni sello-. ¡Y coge el puto autobús!

Salgo a la calle a por el puto autobús. Deseo por el camino que a esta mujer le hayan salido 10 canas nuevas, que haya hiperventilado y sobretodo deseo que llegue hecha polvo a su casa y se fume cuatro porros.

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